Esta es una adaptación de una adaptación de un cuento de los
hermanos Grimn, la actividad consiste en narrar el cuento de tal manera que los
alumnos de una edad determinada puedan comprenderlo.
Toda clase de Pieles convertido en: Historia de princesas inversa.
Cuenta la leyenda que en un barrio humilde de una gran
ciudad en torno al siglo 16 vivía un feliz matrimonio que poseía una famosa
cantina, famosa debido a los baratos precios y la abundante comida servida.
Así pasaron los años y el matrimonio fue envejeciendo y
notando que algo faltaba en su vida. - - Necesitamos un descendiente que nos
ayude a mantener la cantina y en un futuro la posea cuando tu y yo no
podamos .-dijo el marido a la mujer.
-Estás en lo cierto, pero ya somos muy mayores y no podremos
disfrutar demasiado tiempo de su compañía.- respondió la mujer.
Tras esta conversación al cabo de unos meses la esposa se
puso de parto y cuál fue la sorpresa de no tener un solo hijo, sino que fueron
dos un chico y una chica, dos hermanos gemelos. La alegría del padre al ver a
las dos criaturas fue sublime, ya que sentía que el legado que tantos
antepasados habían mantenido tras él no perecería y su sueño desde joven se
había cumplido.
Durante los primeros años de los hijos la cantina había
perdido el auge que tenía, muchos días prácticamente no entraba nadie y no
servían ni un miserable vaso de vino. La familia de nuestra historia había
caído en la más extrema pobreza y mendigaba para subsistir.
Cuando los hermanos cumplieron los 10 años una peligrosa
enfermedad atenuaba a la ciudad, la peste. Durante dos años nuestros cuatro
familiares consiguieron subsistir mendigando y eludieron, por suerte, la
enfermedad.
Pero al llegar el frío mes de enero el padre enfermo de
gravedad, a causa de la peste. Duró varias semanas, pero estando en su lecho de
muerte confeso su última voluntad a su mujer. La dijo que él nunca había vivido
solo y no podía imaginar la soledad de la muerte, que el necesitaba llegar a la
otra vida acompañado de alguien , su hija , y pidió a la mujer que él
necesitaba morir dando la mano a su hija, sentir su calor y en el momento que
el muriese que él supiese que su hija continuará con su labor en la cantina,
aunque esta no fuese la que fue tiempo atrás.
A la mañana siguiente la madre transmitió a su hija la
última voluntad de su padre, ella pensó que era una broma y dijo: - únicamente cumpliré la voluntad de
padre si me consigue una abundante cena para esta noche.
La madre se afano en cumplir el deseo de su hija y gracias a
un extraño pacto con un noble consiguió la cena que tanto ansiaba su hija. La
niña en ese momento se dio cuenta de que su madre haría cualquier cosa para cumplir
la voluntad de su marido que aún continuaba con vida aunque día tras día más
deteriorado.
En ese momento la hija se dio cuenta de que para cumplir la última
voluntad de su padre debía pedir algo que fuera completamente inasequible para
una familia tan pobre como la suya, y está fue su petición: -Madre, para
cumplir la voluntad de padre y privarme de elegir mi vida tengo una última petición que
consiga un fabuloso carruaje de princesa y un baúl lleno de estupendos vestidos
de gala para sentirme como una princesa durante toda mi vida, es decir con
vestidos que me valgan de niña y cuando crezca.
De nuevo la madre se apresuro a ir al palacete de un noble y
gracias a su belleza en su alcoba consiguió hacer un pacto para satisfacer los
deseos de su hija.
La mañana siguiente en el lugar dedicado a la mesa de la
cantina apareció un majestuoso carruaje con un gran baúl lleno de estupendos
vestidos de gala, vestidos de niña y de mujer.
Y la niña no tuvo más remedio que acercarse al lecho de su padre y
estrecharle la mano durante varios días mientras su hermano al otro lado de la
cama lloraba por su pobre hermana, mientras tanto la madre observaba por la
puerta de la alcoba.
Durante la fría noche del 13 al 14 de febrero el padre ya no
reaccionaba a ningún estimulo, pero aún respiraba mientras sus dos hijos velaban por él. Mientras la madre entraba y
salía de la cantina observando el estado de su marido para tener controlada a
su hija, ya que cada vez que salía a visitar a su amigo el noble, el de los
pactos, cerraba con llave la cantina. A lo largo de la noche los dos hermanos
mantuvieron una conversación en la cual Candelaria, que a si se llama nuestra
protagonista, le comento a Fernando, su hermano, los planes para huir cuando su
padre muriera.
Estos planes consistían en llamar a su madre y avisarle de
la muerte de su padre, y cuando ella intentará que no se alejaran de la cantina,
salir corriendo rápidamente para que no
impidiera su huida en el fabuloso carruaje de princesa, que con extrañas artes
su madre había conseguido. La misión del hermano era abrir las puertas y
conducir el carruaje.
Esa misma noche el padre murió y cuando la madre volvió de
su encuentro furtivo con su amigo el noble el hermano la avasalló según entraba
por la puerta para que no cerrará con llave, la madre corrió hasta la alcoba preocupada
por la posible muerte de su marido y
cuando entró, vio a su hija, ella soltó la mano de su padre y corrió arrancando
un colgante que tenía la madre en el cuello que
contenía las alianzas de su boda, la llave de la cantina y un colgante
muy valioso que le había regalado el noble. Candelaria lo cogió y corrió hasta
el carruaje donde la esperaba su hermano que rápidamente se puso en marcha para
abandonar la ciudad.
El plan pensado por los hermanos salió a la perfección, solo
tenía una pequeña laguna no tenía comida… Al salir de la ciudad decidieron
establecerse en un bosque, ya que Fernando sabía cazar y encontraron buenos
pastos para alimentar a los caballos.
Así transcurrieron varios años y se convirtieron en
forajidos-nómadas, ya que no tenía un lugar fijo en el que vivir. Un buen día
que tomaron pocas preocupaciones a la hora de detenerse y esconder su carruaje,
mientras Candelaria se probaba uno de los fabulosos vestidos que contenía el
baúl de su carruaje en el borde de un camino. Candelaria y Fernando comenzaron
a escuchar el estruendo de una gran diligencia que se acercaba por el mismo
camino. Ellos pensaban que una dirigencia a esa velocidad nunca se detendría,
pero herraron en su pensamiento. La dirigencia se paró y un bellísimo hombre
bajó del carruaje y les pregunto que si tenían algún problema. Candelaria muy
astuta comenzó hablar de una refinada manera con el bello hombre con uno de sus
vestidos puestos. Le dijo: - Caballero nos hemos desviado de nuestra ruta y uno
de nuestros caballos ha perdido su herraje. El bello caballero se acerco de
nuevo a su diligencia y mando a uno de los herreros que en ella viajaban que
subsanasen el problema de cualquiera de los caballos.
Mientras esto acontecía el bello caballero se dirigió al
carruaje y hablo con alguien que viajaba en el interior del mismo. Regreso a la
posición donde se encontraba Candelaria
y la dijo: - Estimada señora,
dice mi señor que le diga a su cochero, refiriéndose a Fernando, que nos
acompañe y se instale en nuestro palacio el tiempo necesario para que sus
caballos reposen y usted tome un merecido descanso por su viaje.
Candelaria perpleja ante esto comento con su hermano: - Creo
que estos señores han pensado que somos nobles por mis vestimentas y nuestro
carruaje, hagámosle caso.
Tras esta conversación los dos carruajes se pusieron en
camino hacia el palacio del señor del bello hombre. Una vez llegaron a
Candelaria la instalaron en una preciosa alcoba y a Fernando en la zona del
palacio dedicado al servicio. Fernando no cabía en sí de gozo, ya que nunca
había estado tan bien manutenido y Candelaria vivía realmente como una
princesa.
Días después de su llegada y todavía algo perpleja por el
cambio que había dado su vida solicito al bello hombre, conocer a su señor,
pero este le dio largas. Candelaria aprovechaba sus días para aprender a
comportarse como una verdadera noble. Mientras tanto Fernando coqueteaba con
las damas del servicio del noble.
Unos días después volvió a solicitar entrevista con el noble
y el bello hombre, del cual sentía una terrible atracción, le dijo que la siguiente semana su señor
estaría gustoso de encontrarse con ella.
El día anterior a la entrevista de Candelaria con el noble,
su hermano Fernando la comento que él iba a abandonar el palacio porque había
encontrado el amor de una dama y que se marchaba a vivir con ella, Candelaria
muy apenada le deseo su mejor suerte en su nueva vida y le regalo el carruaje
mientras que ella se quedo con el baúl y sus vestidos. En este momento la vida
de los hermanos se separó tras tantos años compartidos.
Llego el esperado día en el que Candelaria conocería al
hombre que permitió que su pobreza se transformara en una vida noble como una
princesa. Ella no entendía como tras ayudarles el noble aun no se había dejado
ver, pero al entrar en la sala Candelaria lo entendió todo, el noble tenía
algunos problemas de belleza y una edad muy avanzada, a ojos de muchos hombres
semejante ser podía ser considerado un monstruo. Aun así Candelaria se acercó y
el noble se fijo en el colgante que llevaba y recordó que la joya que en él se
hallaba en un tiempo pasado le perteneció.
En ese momento el noble dijo: - Eres igual de hermosa que tu
madre y gracias a mi ayuda sigues con vida, espero que seas tan generosa como
tu madre para conseguir los deseos que tú la pedías.
-Conoció a mi madre- Respondió Candelaria.
-En efecto, pasamos buenas noches para que tu poseyeras esas
vestimentas y ese carruaje que hasta este palacio te ha traído.
Candelaria que no entendía nada dijo: - si todos estos
bienes son suyos se los devolveré.
-No demando unos bienes que regale si no la mano de una
apuesta dama como usted.
Candelaria miró a su pecho y respondió mintiendo: Ve las
alianzas de mi collar, pues son mías y de mi marido.
-Y porque porta usted las dos ¿a caso no está vivo su
marido?
-¡Vivo y muy vivo! ¡Ante sus ojos está!-. Señalando hacia el
bello hombre.
En ese instante Jacinto, que así se llamaba el bello hombre
sonrió, ya que el también estaba enamorado de una bella dama como Candelaria.
El noble entró en cólera y mando desterrar de su palacio a los dos jóvenes
arrebatándoles todos lo que poseían.
Dicho y hecho al día siguiente Jacinto y Candelaria vestidos
de forma zarrapastrosa se encontraban en medio del bosque.
Una mañana mientras subsistían como podían en el bosque y
mientras Jacinto aun dormía y Candelaria
se acerco a la ciudad y empeñó la joya que de su cuello colgaba. Compró unas
aparentes ropas. Se puso en el dedo uno de los dos anillos y el otro lo
introdujo en uno de los bolsillos de traje de Jacinto. Al regresar el aún
dormía y dejó las nuevas ropas junto a él y ella se dispuso a dormir. Jacinto
despertó y se encontró las ropas, que a una velocidad pasmosa se enfundó. Y
casi sin querer introdujo la mano en el bolsillo y encontró el anillo. Sin
dudarlo ni un instante coloco su anillo en el dedo y sin parar de sonreír
espero mirando a la cara de su bella amada a que ella despertase.
Cuando despertó Candelaria, Jacinto pronunció:- ¡Sí quiero!
Y fundiéndose en un increíble beso sellaron su muestra de
amor y empezaron a pensar en la boda y como vivir a partir de ese instante. De
repente Candelaria miró su pecho y observo que en su colgante aun quedaba una
llave, la llave de la cantina de sus padres. Los dos pensaron que era la mejor
solución y pronto regresaron a la ciudad en la que comenzó la vida de Candelaria.
Al llegar abrieron de nuevo la cantina y volvieron a tener
éxito y cuando reunieron algo de dinero se casaron y vivieron juntos gracias a
su amor durante mucho, mucho tiempo.
Y escopetín colorado, tras un fuerte disparo, este cuento ha
terminado.